Puede resultar sorprendente para mucha gente conocer que el impulso de apostar puede convertirse en una profesión para algunas personas. Pronosticar las apuestas deportivas puede transformarse en una forma de conseguir un margen de ganancias lo cual supone enfrentar la posibilidad de pérdidas cuando un pronóstico no es demostrado por la realidad.
El secreto profesional de esta actividad está en diversificar el riesgo en distintos eventos. Y, además, en tener un porcentaje de aciertos lo adecuadamente elevado como para compensar con ganancia las pérdidas de los fallos.