Popeye el marino nació con la crisis económica de 1929 en una viñeta de un periódico de EEUU. Fuerte como un roble gracias a las espinacas, esquivó la Gran Depresión, consiguió alcanzar el sueño americano y se hizo famoso en todo el planeta. El artista Jeff Koons (York, Pennsylvania, 1955) creció envidioso de la fuerza del muñeco que se mostraba en la tele. De adulto Koons asume lo trivial y baladí y lo convierte en escultura pesada y sólida, fuerte como una roca. En 2009 ascendió de categoría al pueril Popeye en tres esculturas metálicas de una tonelada de peso. La 3/3 se ha vendido por 28.2 millones de dólares (20 millones de euros), pagados por el magnate de casinos Steve Wynn. En otra crisis económica internacional, Steve Wynn ha comprado al banal personaje -no en cómic, sino de dos metros de altura en aluminio inoxidable– para mostrarlo públicamente en Las Vegas. Tan pronto se le adjudicó la obra Wynn avanzó que la mostraría en su imperio de casinos. El magnate presionó durante años a las autoridades del Estado de Nevada, cuya principal urbe es Las Vegas, para que bajaran los impuestos a las obras de arte que se exhibieran en público. La ley se hizo llamar ‘Enséñame el monet’. El dueño de los casinos y de una nutrida pinacoteca logró que las obras de arte de residentes y no-residentes de Nevada se fiscalizaban en un 7.5% a partir de los 25.000 dólares (17.500 euros) de precio de compra.
Pero si las obras se exponen en público, al menos, 20 horas semanales durante, al menos, 35 semanas al año el impuesto del Estado de Nevada se bajaba al 2% en lugar del 7.5%. La ley ‘Enséñame el monet’ que defendió el mandamás de los casinos entró en vigor hace varios años en Nevada. Por causalidad o casualidad, Steve Wynn no tardó nada en anunciar, tras la compra en Sotheby’s, que su Popeye se trasladaría a Las Vegas, residencia habitual del magnate, y se expondría públicamente en la metrópolis.
Tal vez se halle allí con ‘Tres estudios de Lucien Freud‘, de Francis Bacon, adquirido por Elaine Pascal, ex esposa de Steve Wynn, por 104.4 millones de euros.
Los 20 millones de euros gastados con Popeye resulta una cantidad prudente, incluso en crisis económica para muchos -no para todos-, en comparación con el récord de precio de lo trivial convertido en arte de Jeff Koons de 41 millones de euros, obtenidos por un monumental ‘Balloon Dog‘ en noviembre del 2013 en Christie’s. Sobre el perrito-globo Jeff dijo: “He querido celebrar la alegría de las fiestas de cumpleaños”. Él se convirtió en el artista vivo más caro vendido en subasta. Si el gigantesco Popeye se enfada en el casino de Las Vegas, cualquier cosa puede pasar”.
Fuente: elmundo