¿Alguna vez te has preguntado cómo es la vida de un apostador profesional?
La realidad es que el hecho de ser apostador profesional es una profesión que aún no está regulada en España, lo que hace que la gran mayoría de ellos quieran mantenerse en secreto y ocultos. Esto no quiere decir que se trate de personas que quieran mantener la ganancia en negro, sino que la gran mayoría desea fervientemente que se realice la debida legalización para pagar los impuestos que les corresponde y tener así los derechos necesarios.
Generalmente este tipo de profesionales lo que hace es llevar apuestas deportivas online. El hecho de que estas personas sean profesionales hace que en la gran mayoría hayan sido vetados en algunas casas de apuestas deportivas presenciales en España.
Pero ellos lo tienen claro: lo que sucede con muchas casas de apuestas deportivas es que incentivan la ludopatía con el hecho de regalar distintos bonos para que sus usuarios sigan jugando a pesar de haber perdido el dinero.
Para que su trabajo sea rentable, la gran mayoría de estos apostadores buscan pronosticadores profesionales que estén en todo el mundo, a los que se les suele llamar tipster y que reciben un tipo de “propina” que suele ser de unos 1.000€ por pronóstico. Estos pronosticadores lo que hacen es estudiar detenidamente las estadísticas de equipos o de deportistas concretos en particular para poder tener así un estimativo y pronóstico de lo que va a suceder.
Cuando llegan a la declaración de la renta, al no tener una profesión legal como tal, tienen que declarar este dinero como si lo hubieran ganado a la lotería lo que hace que tengan que pagar cerca del 49% de IRP.
Está claro que el ser apostador se va a convertir en una profesión tarde o temprano porque cada día son más las personas que dedican muchas horas al día en España a ello. Habrá que esperar que la ley realmente los reconozca y que estos profesionales puedan tributar como cualquier otro y pagar los impuestos correspondientes de forma legal.