Hace ahora un año, en agosto de 2013, Madrid sufrió una caída escandalosa de turistas —un 22% menos que el curso anterior— y el aeropuerto del Prat superó por primera vez al de Barajas. Saltaron todas las alarmas. Pero ello toco fondo en septiembre con la derrota por tercera vez consecutiva en los Juegos Olímpicos. Desde entonces la Comunidad, con la moral maltrecha y los ingresos turísticos reducidos, vive una resurrección en un sector vital para su economía (da trabajo a 327.000 personas, 26.500 más en lo que llevamos de año).
