Las apuestas deportivas y cualquier otro tipo de apuestas hay que tomarlo como lo que son, un entretenimiento que hay que hacerlo con mucha responsabilidad sabiendo exactamente que ese dinero que se está apostando en ese momento es un dinero que no se necesita para algo de urgencia mayor y que por ende, podemos darnos el lujo de probar y de ver si el azar está de nuestro lado para generar que ese dinero se multiplique o mucho más.
Sin embargo, cuando las apuestas no se hacen con responsabilidad surgen distintos problemas como lo es la propia adicción.
El juego es algo que está dentro de nuestra sociedad desde siempre. Jugamos a la lotería en navidad y en reyes, jugamos diariamente a la Once y a otro tipo de juegos como La Primitiva, jugamos al bingo, en el casino y ahora también en las apuestas deportivas.
Para muchos se trata de una tradición que llevan con toda la familia, para otros, como un momento de tertulia general en donde pueden compartir un momento con amigos y así distraerse de todo lo demás, para otros, un sistema de diversión que les genera bastante adrenalina, pero la cosa se complica cuando se convierte en una adicción y obsesión.
Generalmente, en el caso de las apuestas deportivas, la adicción viene en el omento en que se ve que se aciertan distintos resultados y que eso puede darle un sueldo extra. Casi siempre sucede después de un evento deportivo importante como es el caso por ejemplo de un Mundial de Fútbol o de una Eurocopa.
Lo importante en todos los casos es tener un control y disfrutar del momento, de lo contrario, al convertirse en una adicción nos generará distintos problemas personales además de no permitir que disfrutemos realmente de la sensación de jugar ya que estaremos pendientes en todo momento recuperar lo perdido convirtiéndose así en una rueda sin freno.
Jugar y apostar sí, pero con responsabilidad.